No es ningún secreto que a la mayoría de las personas les entra sueño nada más subirse a un auto. La somnolencia suele afectar a los copilotos a los veinte minutos de haberse iniciado el trayecto, dejando al conductor a hacer un esfuerzo extra para mantenerse alerta y estar atento a la ruta.

Un reciente estudio de la Universidad de Melbourne, en Australia, ha determinado que la sensación de sueño que nos invade de manera progresiva al subirnos a un auto, se debe a las vibraciones que se transmiten de los asientos a nuestro cerebro.

Para llegar a este conclusión, los investigadores realizaron un experimento y colocaron a varios voluntarios en un simulador que reproducía el mismo tipo de vibraciones de baja frecuencia que se produce en los autos. Los resultados fueron muy categóricos.  Transcurridos quince minutos, las personas comenzaron a sentir somnolencia. A la media hora, el sueño en la mayoría de ellos era toda una evidencia, alcanzando su punto máximo a la hora.

El estudio propone a los fabricantes que los asientos sean lo menos susceptibles a las vibraciones; y a los conductores que estén atentos a ellas, porque en este caso en particular, si se produjeran vibraciones, serían como consecuencia de un problema mecánico del automóvil.

Los investigadores apuntan también a la existencia de otro tipo de vibraciones con un efecto literalmente opuesto, que ayudan al conductor a mantenerse despierto y no caer en la somnolencia. Es necesario que las compañías automotrices sigan realizando estudios que les permitan diseñar, en el futuro, autos que produzcan esas vibraciones y, de esta manera, poner freno a la somnolencia al volante.